Yo a china no se si vuelva porque allá me hicieron sentir muy mal.
Tanta amabilidad molesta. Me molesta no saber cómo devolverles todo lo que hicieron por mi.
China es un país demasiado grande y sería imprudente generalizar. ¡Pero que país, que gente tan amable!
De todos los lugares por donde pasé, no sé dónde me hicieron sentir más mal, no se donde fueron más amables conmigo.
Se pasan de amables. Me tomaban de gancho y me llevaban de aquí para allá y de allá para acá. Entre, mire esto, pruebe esto, siéntese aquí, venga le muestro, coma más, coma más… ¡Que gente mas linda!
Si no podían responder a mis preguntas, buscaban alguien que me pudiera ayudar. No sabían qué más hacer para hacerme sentir mejor, para atenderme mejor.
Con la gran barrera lingüística, ellos se resignan a dar, no preguntan, ellos simplemente dan. Los chinos lo dan todo, y no se les puede decir ni gracias. “Bu, xiè xiè, Bu xiè xiè” literalmente “No gracias , No gracias” responden todos sonriendo y agitando la mano como diciendo “No me de las gracias, no me de las gracias”. Se estresan si se les agradece. ¡Qué gente!
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Muchos me decían, “La gente sale odiando o amando China”.
Yo no podría odiar un país habitado por los Chinos. Prefiero más bien decir que salí amando China.
Aunque sí es cierto que en muchos sentidos es un país complicado, que existen reglas y restricciones que nadie entiende y que hacen que todo sea más difícil, a mi me sobran los motivos para decir que China es un país maravilloso, sobre todo por la gente que habita en él.
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Antes de entrar a China estaba llena de miedos e incertidumbre. No sabia con que me iba a encontrar, se dicen muchas cosas de China y de los chinos, pero que gran error dejarse contaminar por lo que dicen los demás.
A mi me bastó llegar a la frontera para empezar a ver las sonrisas más sinceras que he visto en la vida. No he visto nunca una sonrisa más honesta que la de un Chino. Me bastaron algunos kilómetros para empezar a encontrarme con la gente más hospitalaria que he encontrado jamás.
Escogí una ruta, no tan construida, no tan “desarrollada” y quizá al otro lado no sea igual, pero al menos yo, me llevo hermosos recuerdos y las sonrisas más lindas guardadas en mi corazón.
Entre tantas cosas que me gustaron, me parece que allá definitivamente la gente si sabe disfrutar.
Nunca había visto gente aprovechar mejor los espacio públicos que ellos. En China todos los días salen a bailar a los parques y las plazas. Se ponen trajes especiales como si todos los días fueran especiales, y es que Si, todos los días son especiales. Bailan las mujeres y los hombres, las niñas y los niños, las abuelitas y los abuelitos, todos al ritmo de la misma coreografía. ¡Se la gozan y hacen que todos también nos la gocen!
En las calles los señores juegan dominó, se ríen, celebran, gritan. Yo no me imaginaba a los chinos así.
Su alfabeto, no es solo un alfabeto, es una obra de arte.
¡Que belleza!
Me gustó ver las ciclorrutas más amplias y transitadas que he visto. Me encantó ver ciudades literalmente llenas árboles y bicicletas públicas. Eso para mi si es desarrollo.
Fue hermoso ver cómo en medio de un país tan construido, aún existe un lugar tan especial, remoto y sagrado como el Tibet. Yo solo pase por un ladito y me enamoré, no me imagino lo hermoso que debe ser eso allá adentro.
Yo estaba muy equivocada, yo no me imaginaba ni a China ni a los chinos asi.
谢谢, GRACIAS CHINOS.